Si te encuentras estos días por las calles de Venecia, no te asustes al ver una enormes manos saliendo del agua. Afortunadamente no te atraparán: se trata de una escultura inanimada que únicamente nos puede sorprender.

La escultura de Lorenzo Quinn, bautizada «Support», forma parte de la bienal de Venecia que tiene lugar en esta ciudad. Hasta finales de noviembre se puede visitar esta exposición a la que acuden artistas de todo el mundo con sus mejores obras.

Las manos gigantes de Lorenzo Quinn están hechas de polietileno y recubiertas de poliuretano, materiales resistentes a la humedad. Aparecen emergiendo del canal veneciano atrapando la fachada del hotel Ca´Sagredo.

El arte escultórico, creado para la contemplación, nos da oportunidades para que la imaginación interprete el significado de las obras. En este caso su autor ha declarado que sus manos son una declaración y un toque de atención hacia el calentamiento global del planeta, mostrando lo frágil de nuestro entorno y el poder de la naturaleza que puede hacer sucumbir por el descuido de la humanidad. Y ello lo hace en una ciudad que sufre muy directamente por esta causa, con el peligro de que siglos de historia encerrados en sus palacios, plazas, canales… acaben sumergidos en sus aguas.

Lorenzo Quinn tiene un relación cercana con la ciudad de los canales donde nacieron su madre y su mujer y donde vive con su familia actualmente.

Hijo del célebre actor de Hollywood, Anthony Quinn, después de hacer alguna incursión en el mundo del cine, decidió dedicarse a la escultura estudiando en la Academia de Bellas Artes de Nueva York.